jueves, 24 de junio de 2010

"Con las Barbies nos iniciamos toda mi generación"


Bordeando la costa de Pedreña y Somo desembarco en Loredo, municipio donde reside la joven diseñadora de 27 años Trinidad Castillo. A orilla de la carretera, junto a una gasolinera familiar, que también lleva su nombre, topo con una coqueta planta habilitada como taller, lugar donde Castillo idea, diseña y confecciona sus preciadas colecciones. Interrumpo la sesión fotográfica que está realizando Celedonio y una joven con rostro dulce, vestida de negro, pelo recogido, ojos grandes y una encantadora sonrisa me da la bienvenida. Espero a que finalice mi compañero su trabajo y Trinidad y yo comenzamos a conversar. Un guión de pasado, presente y futuro que fluye de forma natural y magistral gracias a la buena oratoria de la entrevistada.

¿Cuándo se dio cuenta que lo suyo era diseñar?

Desde pequeña siempre he tenido clarísimo que quería ser diseñadora. Empecé dibujando, la pintura es mi otra pasión, y un buen día con cuatro o cinco años, de repente, dibujé una silueta y dije “yo me quedo con esto”. A partir de ahí comencé a vestirla.

¿De niña ya experimentaba con sus muñecas?

Lo de vestir a las muñecas es algo que todos los diseñadores cuentan y yo coincido con ellos. Con las Barbies nos iniciamos toda mi generación, las hicimos diseños y las vestimos.

Decidió iniciar su Diplomatura de Diseño en Madrid, ¿qué recuerda de su experiencia como estudiante?

Fueron tres años maravillosos. Es una carrera muy creativa y bonita… aunque la gente opine que no tienes que estudiar. También decir que es muy práctica y dinámica, visitas muchas exposiciones, realizas trabajos de pintura donde la mano se te hace a estar continuamente dibujando… Realmente es una carrera preciosa aunque lleva mucho trabajo detrás.

Un pajarito me ha comentado que sacó Matrícula de Honor en el Proyecto Fin de Carrera, ¿qué trabajo presentó?

El proyecto que presenté estaba inspirado en la ropa masculina adaptándola a la ropa femenina. Eran varias siluetas con todo tipo de prendas, era como sacar una colección auténtica a la calle tanto en precios, tejidos…

Tras su etapa universitaria regresó a su tierra a buscar suerte. ¿Qué le hizo tomar esta decisión?

Durante los tres cursos también hice prácticas con lo que aprendí lo que era trabajar en Madrid. Decir que la ciudad es una de mis debilidades pero si que es cierto que después de terminar el curso me tomé el verano de descanso y decidí volver a Cantabria. A partir de ahí, fueron circunstancias, coincidencias y una cosa me llevó a otra. Monté aquí mi empresa y realicé un curso de Patronaje Industrial para continuar ampliando mis conocimientos.

Muy jovencita crea la firma y la empresa NITICA, ¿usted es muy valientes, no?

No sé si soy valiente o no pero creo que en la vida hay que hacer muchas cosas sin pensar y dejar que la intuición te guíe. Decidí mirar hacia delante y si lo hubiera pensado detenidamente, seguro que hubiese empezado trabajando para otra empresa, lo que se suele hacer. Sin embargo me lancé y creo que gracias a ello he aprendido muchísimo.

¿Cómo fue su primer desfile y la colección que presentó?

La primera colección que mostré fue sólo terminar la carrera en Modorra, Bilbao. Lo hice junto a una amiga de toda la vida que estudió Bellas Artes. Presentamos unos proyectos y nos seleccionaron. Fue realmente fantástico ver tu ropa hecha. En la carrera generalmente haces prendas pero no elaboras la colección completamente confeccionada. Por ejemplo, coser es autodidacta, nadie te enseña, aprendes y ya está. Durante los estudios sabes montar una prenda pero no te ponen delante de una máquina. Recuerdo que para ese desfile nos tiramos todo el verano preparando la colección.

¿Los desfiles son el momento de gloria de un diseñador?

Si pero sólo dura pocos minutos. Es una sensación entre timidez, vergüenza… unida con una satisfacción enorme que se te nota en la sonrisa. Una pasarela es muy rápida, son seis meses de trabajo en cinco minutos de desfile.

Ya sabe lo que es ir a Madrid a mostrar su trabajo a la Semana Internacional de la Moda de Madrid, ¿cómo se cuela una cántabra en un lugar como ese?

También lo conseguí con proyectos. Si quieres dedicarte a este tipo de cosas tienes que estar continuamente mirando en Internet, informándote de todo y estar en contacto con la gente que has conocido. Siempre que navego por la red busco concursos y cosas así. Ir a Madrid era una opción de poder ir a un sitio donde te va a ver todo el mundo pero sin tener que invertir grandes cantidades de dinero. Dentro de la plataforma de Jóvenes Diseñadores mandamos una colección actual con alguna antigua y nos seleccionaron. Fue una experiencia increíble ya que conoces a clientes de todo el mundo.

Qué me dice de Cibeles, ha participado en dos ocasiones en el showroom Ego de Cibeles, ¿cómo es aquello?

Hay de todo un poquito. Por un lado existe mucha tontería y por otro, hay gente que tiene los pies en la tierra. Conocí a gente fantástica, a diseñadores como yo que tienen una ilusión enorme y que luchan día a día por ello. Son cinco días donde muestras tu trabajo, un trabajo final pero que realmente es como te conoce la gente. Recuerdo que me compró varias prendas amarillas una actriz francesa, me llamó la atención que eligiera el color de la supuesta mala suerte, y la hija de la presidenta de Cibeles. Son anécdotas pero también satisfacción.

Entre los premios que ha recibido destaca el Certamen Jóvenes Diseñadores de Moda de Cantabria, ¿fue un buen trampolín para su carrera?

Sí porque al final los medios de comunicación son los que mandan en la moda, sin vosotros no haríamos nada. Este mundo es de publicidad, amistades… Gracias a concursos e iniciativas de este tipo la gente comienza a escuchar tu nombre. En tu casa puedes hacer cosas maravillosas pero si no sales de ahí, nadie lo va a ver.

También ha participado en el vestuario de obras de teatro, cortometrajes… ¿Qué le han aportado esos trabajos?

Es una manera de hacer cosas que no las puedes realizar en tu día a día. Si buscas vivir de ello, que sea un trabajo que se venda en tiendas… al final haces prendas comerciales, con tu toque pero comerciales. Sin embargo, en obras de teatro, cortos, concursos puedes sacar tu faceta más creativas, es donde realmente plasmas lo que te gustaría hacer.

Y Miss Cantabria… habitual en el vestuario del certamen

Participé en la edición que ganó Lucila Fernández y Francisco Ruiz. Fue muy divertido, una experiencia que en el día a día nunca lo harías. Diseñé la apertura de la gala con un vestuario de griegos. Quedó muy bonito porque se añadió fuego, fue toda una satisfacción. Después de la gala diseñé una colección de seis prendas, basada en vestidos de coctel y de noche, que llevó Lucila al certamen de Miss España

Hablando de belleza. Dicen que sus creaciones tienen una muy buena. ¿Usar una 38 o una 44 preocupa a las mujeres?

Realmente preocupa muchísimo. En mi caso no es lo mismo vender en tiendas que el trato personal que tengo con clientas de ropa a medidas. Siempre intento transmitirlas que se sienten bien consigo mismas y con su cuerpo. Hay mucha gente que tiene complejos. Cada mujer somos como somos y está claro que todas tenemos complejos, la una por alta, la otra por baja… Al final cada una tenemos nuestra esencia y lo que hay que intentar es sacar partido de lo que tienes y verte bien. Mi patronaje normal es de la 36 a la 46 pero en este aspecto muchas veces chocas con tiendas que no te compran esas tallas.

En la actualidad, su firma es Trinidad Castillo ¿Le ha sorprendido la gran repercusión que tiene su nombre en Cantabria?

Me ha sorprendido pero al final no te pones a pensar en tu carrera durante estos cinco años. Mi trayectoria ha sido paso a paso, poco a poco, y no tengo la sensación de que haya sido un boom. Ójala que siga siendo así.

¿Hasta dónde quiere llegar?

Como a todo el mundo que le gusta lo que hace, me siento muy privilegiada de tener mi hobby como trabajo, pues hasta donde pueda llegar. Siempre he sido ambiciosa pero trabajando mucho. Llegaré hasta donde pueda. No quiero ponerme metas porque creo que no son necesarias. Sigo mi camino día a día y que llegue lo que tenga que llegar. Tengo ganas de meterme en el mundo de los complementos y la moda masculina.

‘New gipsy’, colección primavera-verano

Traducido al castellano como ‘Nuevo gitano’, así es como se denomina la colección primavera/verano de Trinidad Castillo que actualmente se vende en las tiendas. A la hora de diseñarla, la de Loredo pretendió transmitir la mezcla entre algo elegante y algo folclórico. Para ello se apoyó en la combinación de gasas, que como ella dice dan mucho movimiento, motivos de lunares, telas con muchos garabatos y lazos, algo que siempre cuela en sus colecciones. Un total de 26 prendas en varias tonalidades, desde los colores cítricos hasta los más elegantes como son el blanco y negro. Con esta nueva colección, Castillo quiso conseguir un look más chic en un ápice, aunque fuera sólo el estilismo, gitano. A lo largo de su colección, el vestido se convierte en la prenda puntera porque según explica “llevamos unos años donde la mujer se presenta más femenina”. Sus vestidos no tienen una largura estándar y por eso mismo van de extra largos a muy cortos, siempre con ese toque especial en el diseño de las mangas, asimétricas o desiguales, o tirantes con mil y una formas.

Tras varios meses en los puntos de venta la joven diseñadora comenta que la prenda estrella de esta colección primavera/verano 2010, es un vestido asimétrico de un estampado de flores, muy veraniego y multicolor. “Es un vestido realmente sencillo pero que sienta muy bien y en el que destaca una manga y un lazo con mucho volumen”, añade. ‘Nuevo Gitano’ es una colección sencilla y versátil donde el truco está en cómo combinarla. Trinidad asegura que todos los modelos sirven para lucirlos durante el día o la noche, y que todos se adaptan a zapato plano y de tacón. El truco es saber con qué se quiere llevar.

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